Se ubica la casa en una parcela con fuerte pendiente en primera línea de fachada al campo de golf de Layos en Toledo.
Toda la casa se plantea como un gran mirador sobre el manto verde perenne del campo y el lago central. Una columna de agua se proyecta hacia el cielo refrescando el áspero entorno castellano.
La alfombra de césped del campo de golf se prolonga en solución de continuidad con el jardín de la casa.
La vivienda se concibe como un gran ojo ciclópeo sobre el espectacular paisaje de naturaleza modelada.
A la casa se accede desde la calle ubicada en una cota superior, a un nivel intermedio entre la planta alta (zona de noche) y la planta baja (zona de día).
Desde el zaguán de entrada se intuye la zona privada de dormitorios. La arquitectura invita al descenso al nivel estancial en planta baja. Según se recorre la escalera aparecen por sorpresa el espacio en doble altura de la zona de estar con una perspectiva del jardín extendiéndose hacia el campo de golf y el lago. Todo un espectáculo.
En planta baja el espacio fluye alternándose la compresión y descompresión en sección creando un efecto barroco de sorpresa. El área de cocina comprimida. La zona de comedor en doble altura atravesada en planta alta por una pasarela de vidrio. El área alrededor de la chimenea, punto focal del proyecto se comprime creando un espacio recoleto estancial y acogedor.
Una cubierta de estructura de madera con un solo plano inclinado abraza toda la casa visibilizando su carácter protector, evocando la idea de la cabaña primigenia de la arquitectura como refugio.
Se ha estudiado el comportamiento climático de la vivienda, su soleamiento anual y sus ventilaciones cruzadas con las brisas dominantes de la zona.
El suelo radiante-refrescante junto con la chimenea de pellets garantizan el confort térmico de la vivienda a lo largo de todo el año optimizando los consumos de energía.
Es una satisfacción para el arquitecto saber que los habitantes de la casa viven felices en su interior.