El proyecto resuelve el remozamiento de la antigua estacion de autobuses de Toledo, construida en los años 80, tanto a nivel formal de imagen como en cuanto a sus instalaciones.
La fachada del edificio, dado su ubicación a la entrada de Toledo, se presenta como primera imagen que recibe el visitante al llegar a la ciudad en automóvil. En el interior, las dársenas y el vestíbulo son la primera toma de contacto con la ciudad que recibe el viajero (en su mayoría turistas que proceden de Madrid) al arribar a Toledo en autobús.
Es muy importante la relación visual entre la estación de autobuses y el casco histórico de la ciudad.
La solución de proyecto propone una nueva piel alrededor del edificio preexistente en acero corten y chapa estirada texturizando el alzado en damero.
Esta piel resuelve la nueva imagen al tiempo que optimiza energéticamente el edificio al protegerlo de la insolación directa en verano.
En el interior, la planta del edificio no es modificable, se realiza una operación de puesta al día de materiales de acabados y diseño de unas nuevas taquillas.
Se ha resuelto la actualización de todas las instalaciones.
La accesibilidad integral ha sido una de las premisas proyectuales como paradigma en un edificio de transportes. Ha de ser un modelo a seguir en el camino de eliminación de barreras arquitectónicas en los edificios públicos, especialmente los destinados al tránsito de viajeros.